viernes, 22 de febrero de 2013

Cuando Dios Abre Mis Ojos









Hace unos días, Dios me hizo soñar con este versículo...


Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.  Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” (Génesis 12:1-3)



Pero en especial con la palabra... " que te mostraré"... y me hizo pensar muchas cosas, en especial cuando es Dios quien me muestra el camino correcto.


Muchas veces pensamos en conocer la voluntad de Dios, y a veces preguntamos y buscamos consejo para estar seguros, sin embargo, en este pasaje fue Dios quien le dijo a Abraham que El le iba a mostrar una tierra especial, a donde cumpliría el propósito por el cual Dios le estaba llamando.

El tenia responsabilidades, una familia, etc, pero fue obediente a la voz de Dios, sabia en quien estaba depositando su confianza.

El Pacto Abrahámico

En el proceso de revelar Su voluntad, Dios hizo un convenio con Abraham que es conocido como el Pacto Abrahámico. Este pacto es de gran significado en el desarrollo de la verdad bíblica de la nación de Israel y la Iglesia. Muestra el papel de los Judíos en el plan de redención para el hombre (Juan  4:22). También ayuda a entender la naturaleza de muchas profecías en el Antiguo y Nuevo Testamentos que pertenecen a Israel y a la Iglesia. Más aún, es la base para el orden cronológico de los eventos, hasta el libro de Apocalipsis. 

Las Provisiones

Las provisiones del pacto están registradas en los siguientes pasajes: Génesis 12:1-3, 7; 13:14-17; 15:1-21; 17:1-16; 22:15-18. Al listarlos se pueden hacer algunas observaciones que son importantes al tratar las doctrinas de Israel y la Iglesia.
Abraham será el padre de una gran nación (12:1).
El nombre de Abraham será grande entre la gente (12:2).
Dios bendecirá a aquellos que bendigan a Abraham y maldecirá a aquellos que lo maldigan (12:3).
Todas las familias de la tierra serán bendecidas a través de él (12:3).
La tierra de Canaán será dada a sus descendientes de manera permanente (12:7; 13:15; 17:8).
Los descendientes de Abraham serán innumerables (15:5; 17:2).
Vendrá un hijo del mismo cuerpo de Abraham (15:4).
Los descendientes de Abraham estarán en esclavitud por 400 años (15:13).
Dios castigará a la nación a la que ellos sirvieron como esclavos (15:14).
Israel será liberada de esa nación con muchas riquezas (15:14).
Dios cambia el nombre de Abram a Abraham (17:5).
La circuncisión sería la señal del pacto (17:11).






Esa mañana le dije a Dios, abre mis ojos y muéstrame el camino, sin embargo, no ocurrió y pensé que quizás mi oración no era eficaz...  opte por quedarme  quieto, y esperar... y oí su voz que me decía... TE MOSTRARE EL CAMINO...


"Estad quietos, y sabed que yo soy Dios".




Existe diferencia en pedir a Dios que abra mis ojos, y que sea Dios quien toma la iniciativa de guiarnos.


La Biblia dice: “A la mañana siguiente, el sirviente del profeta se despertó temprano. Cuando salió afuera y vio un ejército con carros y caballos que rodeaba la ciudad, le dijo a Eliseo: ¡Maestro! ¿qué vamos a hacer?” (2 Reyes 6:15). Eliseo le dijo que no tuviera miedo: “No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”, (versículo 16, RV). Eliseo podía ver algo que sus siervos no podían. 


Luego Eliseo oró para que Dios abriera los ojos de su siervo: “Te ruego, Jehová, que abras sus ojos para que vea” (versículo 17, RV). Dios lo hizo, y permitió que el siervo viera al antes invisible ejército de ángeles del Señor que los rodeaba.


Cuando Dios interviene en mi vida y en mi actuar y sobre todas las cosas, me dejo guiar por El, ocurren cosas sobrenaturales; comienzo a andar en lo espiritual lo que no se entiende, no se comprende, solo se hace por Fe.


Cuando Jesús resucito e iba por el camino de Emaus, dice la Palabra de Dios en Lucas 24

"Y he aquí, dos de ellos iban el mismo día a una aldea llamada Emaús, que estaba a sesenta estadios  de Jerusalén. E iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habían acontecido.
Sucedió que mientras hablaban y discutían entre sí, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos. Mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen. Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes? Respondiendo uno de ellos, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos días? Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús nazareno, que fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo le entregaron los principales sacerdotes y nuestros gobernantes a sentencia de muerte, y le crucificaron. Pero nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel; y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.
Aunque también nos han asombrado unas mujeres de entre nosotros, las que antes del día fueron al sepulcro; y como no hallaron su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, quienes dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían. Llegaron a la aldea adonde iban, y él hizo como que iba más lejos. Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; mas él se desapareció de su vista. Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Y levantándose en la misma hora, volvieron a Jerusalén, y hallaron a los once reunidos, y a los que estaban con ellos, que decían: Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan.


Es interesante notar que dice que sus ojos estaban velados, para que no le conociesen, así pasa muchas veces con nosotros vemos pero no entendemos no alcanzamos a darnos cuenta del poder de Dios que esta con nosotros, camina y vive en nuestro interior.


Gloria a Dios cuando nuestros ojos son abiertos!!! si aun no comprendes cual es la voluntad de Dios para tu vida o tu familia... espera en Dios y déjate guiar por su mano poderosa!!!

Que La Paz de Dios, El Amor de Cristo y el Gozo del Espíritu Santo nos acompañen siempre.

Bendiciones